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“Y es que antes teníamos la maña de firmar un contrato y no leerlo”, 

“o una hoja en blanco, no sé si a ustedes les pasó” 

“me pasó en varias maquiladoras, en contratación.” 

“es para conveniencia de las maquilas, si pasa algo con esa firma en blanco pueden decir que les autorizaste lo que ellos quieran.”

 

Ciudad Juáres es un estado fronterizo de México en el que las empresas maquiladoras son la principal oferta de trabajo y casi el 50% de la población económicamente activa femenina labora en las maquiladoras, un trabajo en el que las mujeres enfrentan múltiples desigualdades.

Frente a esto, la Colectiva de Mujeres Rosa Luxemburgo de Ciudad Juárez propone organizarse, reflexionar colectivamente, formarse y acceder a información clave para mejorar sus derechos laborales. Reconociendo “que cada mujer trabajadora ya tiene una enorme experiencia construida de manera propia y que desde la colectiva aspiramos a fortalecer, encauzar y organizarnos, sumando lo que cada una tiene y puede.”

La Colectiva es una organización de defensa de derechos laborales integrada por mujeres feministas, líderes comunitarias, trabajadoras de empresas maquiladoras y mujeres interesadas en promover la defensa de los derechos laborales de las mujeres.

En el “Encuentro de Mujeres Trabajadoras en Juárez: lo laboral es político” organizado por la Colectiva con apoyo de JASS, las participantes reflexionaron en torno al poder, los sistemas de opresión, la distribución de la riqueza, el trabajo digno y la organización laboral, incluyendo actividades de sanación colectiva.

“Teniendo información vamos adquiriendo poder y vamos adquiriendo seguridad. No es lo mismo pararse frente a un gerente de recursos humanos si no sabe una nada, a decir la ley dice esto.”

Bajo la premisa de que “Las condiciones en las que trabajamos se pueden mejorar, los ingresos, nuestra calidad de vida como trabajadoras puede mejorar” durante tres días las trabajadoras, de la mano de la Colectiva Rosa Luxemburgo reflexionaron      y construyeron      conocimiento a partir de sus vivencias sobre derechos laborales, sobre sí mismas y los impactos del trabajo en sus vidas           porque “de repente trabajamos mucho y ya nos duele la espalda la columna, ya se nos dañó la mano, o incluso ya estamos manejando niveles de estrés muy altos en los centros de trabajo y nunca lo relacionamos con el trabajo que hacemos, que tiene impacto en nuestro cuerpo”.

Pensar el cuerpo como parte de una reflexión política, implica, dijeron las facilitadoras, reflexionar sobre cómo la enfermedad tiene causas sociales y colectivas frente a las cuales los procesos de curación colectiva,  son una respuesta a recuperar de tradiciones ancestrales de nuestros territorios.

También nos interesa, dijeron, “que se visibilice el asunto de que el trabajo que nosotras generamos contribuya a la economía de la ciudad, del país y que no puede ser que nosotras estemos en condiciones precarias es decir con salarios bajos, con acoso laboral, con hostigamiento laboral cuando generamos mucha riqueza y esa riqueza no sabemos a dónde va.”

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