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Porque Importa la Perspectiva de Género en la Protección para Defensoras

  • JASS

Entender la protección integral para las personas que defienden los derechos humanos desde un enfoque de género, así como las necesidades específicas de las mujeres defensoras, es una tarea compleja en la que todavía las organizaciones de la sociedad civil y los mecanismos de protección de derechos humanos tenemos importantes retos. Si bien se han dado avances importantes por parte de diversos mecanismos de Naciones Unidas y órganos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para reconocer la situación específica de riesgos que enfrentan las defensoras, todavía no alcanzamos a incorporar en los mecanismos de protección una apropiada comprensión del impacto que la discriminación y violencia de género tiene en la forma en la que se vive y enfrentan las amenazas y agresiones en contra de las defensoras de derechos humanos lo cual repercute en el diseño de medidas de prevención y protección.

A partir de las denuncias, experiencias y llamados—reiterados—de las defensoras de derechos humanos  ha sido posible advertir que en las sociedades marcadas por la violencia de género ser Defensora de Derechos Humanos significa desafiar las normas y estereotipos culturales que limitan la participación de las mujeres; que ser defensora de derechos humanos significa también realizar una labor  en condiciones de desigualdad ya sea por el poco reconocimiento social a su aporte, ya sea por la carga de trabajo doméstico y de cuidado que deben asumir, o por los elevados índices de violencia contra las mujeres, entro otros, que inhiben su participación en la vida pública.

A lo anterior, se suma la falta de comprensión de la categoría—significado de ser “defensora de derechos humanos” que trae como inmediata consecuencia que las medidas de protección y prevención no sean adecuadas. Por ello, se requiere incorporar en nuestro lenguaje y en los mecanismos de protección gubernamentales y no gubernamentales, referencias más claras y contundentes sobre las causas y las necesidades por las cuales las defensoras de derechos humanos requieren medidas particulares. Es necesario enfatizar que estas se requieren no porque las mujeres enfrenten más o menos agresiones, sino porque la naturaleza de estas agresiones, el hecho de que ocurran, de que puedan ocurrir, sus impactos y sus consecuencias son diferentes a los ataques que reciben los hombres, y por tanto requieren medidas integrales y particulares.

IDENTIFICAR OPORTUNIDADES

Por lo anterior, desde el año 2009, JASS (Asociadas por lo Justo) decidió incorporarse a las discusiones que organizaciones mesoamericanas de defensores de derechos humanos sostenían en diversos foros sobre la situación de inseguridad que estaban enfrentando en la región pues se discutían estrategias y acciones colectivas de prevención y protección que nuestras aliadas estaban requiriendo.

La referencia a los “defensores de derechos humanos” en masculino que hacemos en el párrafo anterior es intencional, pues en ese momento predominaba en la perspectiva de la discusión, como en el análisis para identificar los riesgos y las medidas de seguridad requeridas, las experiencias y necesidades que los compañeros hombres enfrentaban. La visión androcéntrica y la ausencia de la perspectiva de las mujeres restringen la comprensión de la situación, lo que traía como resultado un entendimiento indiferenciado en cuanto al género de los riesgos, las particularidades, los impactos y las necesidades de protección.

Por ello, a partir de la experiencia que otros procesos nos habían brindado con el movimiento de mujeres y con los lentes de un enfoque feminista, llevamos a cabo diálogos francos con nuestras aliadas para conocer de las experiencias que defensoras de derechos humanos estaban adquiriendo en diversas regiones para llevar a cabo su labor en condiciones de seguridad; logramos identificar preocupaciones, problemáticas, obstáculos y necesidades particulares que estaban siendo invisibilizadas en las valoraciones generales sobre la situación, o que omitían  reconocer la discriminación que las mujeres defensoras de derechos humanos enfrentan por el simple hecho de ser mujeres.

En consecuencia desde JASS Mesoamérica comenzamos a enfocarnos más en la necesidad de desarrollar alianzas estratégicas y específicas para contribuir a la protección de las defensoras de derechos humanos a través de la estrategias regionales como la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos1, la cual se creó en 2010 con el objetivo de generar alternativas de protección integral, incluyendo medidas de seguridad y autocuidado, para responder a la violencia que enfrentan las defensoras de derechos humanos en la región. También hemos logrado avanzar a través de las redes nacionales de defensoras en México y Honduras con numerosas organizaciones y compañeras defensoras en cada país.

Hemos aprendido que los retos que enfrentan las defensoras de derechos humanos en la región para llevar a cabo su labor en condiciones seguras son cambiantes y varían de un contexto a otro. Sin embargo, han transcurrido varios años de discusión, trabajo y convivencia estrecha con defensoras en riesgo, y los aprendizajes son numerosos. En este sentido, ha resultado importante constatar las dificultades y complejidades de elaborar diagnósticos actualizados en los que sea posible desagregar los diversos contextos en los cuales las defensoras de derechos humanos llevan  a cabo sus labores, considerando los particulares perfiles de quienes conforman dicho sector, así como las formas y las características de las agresiones.

jass-ginebraAsimismo, a partir  de los testimonios de nuestras compañeras hemos sido advertidas de la necesidad de contar con un mapeo de agresores y factores de riesgo, en el que sea posible identificar si se trata de actores estatales o no estatales; así como el tipo de amenazas y agresiones que se denuncian, pues su ausencia repercute de manera negativa en el diseño de las medidas de prevención y protección para las defensoras de derechos humanos. En cuanto a las obligaciones del Estado, identificamos la urgencia de mejorar las capacidades de las y los operadores del sistema de justicia. No es posible abatir los riesgos sin visibilizar en mayor medida los obstáculos que enfrentamos para presentar denuncias ante las instancias estatales y sin poner de relieve el estado de impunidad en el que muchas veces permanecen las denuncias presentadas.

Entender que todo o casi todo lo construido socialmente, aún la teoría sobre la protección integral de los derechos humanos, incluidos sus instrumentos y mecanismos, son creados desde las necesidades del hombre, nos reafirma en la decisión de que dar prioridad a las defensoras de derechos humanos es una necesidad frente a la exclusión, la discriminación y la desigualdad de la que hemos sido y todavía somos objeto las mujeres.

Destacamos la importancia de continuar impulsando el diseño de estrategias de protección diferenciadas y adecuadas a las realidades particulares de las defensoras de derechos humanos y en esa medida acompañar a las defensoras de derechos humanos en el diseño e implementación de estrategias de protección.

Por todo lo anterior, actualmente la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, se encuentra generando alternativas de protección integral, incluyendo medidas de seguridad y autocuidado, para responder a la violencia que enfrentan las defensoras por la labor que realizan. Actualmente, desde la coordinación que desde JASS llevamos de la Iniciativa Mesoamericana, hemos puesto de relieve las diferencias y desigualdades entre mujeres y hombres, con el ánimo de asegurar mecanismos que permitan a las defensoras de derechos humanos continuar con su labor en condiciones de igualdad. Esperamos seguir contribuyendo a ello.



1 La IM-Defensoras fue impulsada en coordinación con UDEFEGUA, AWID, La Colectiva Feminista, Consorcio Oaxaca, FCAM y la Red de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras. 

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