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La pandemia y el aislamiento azotó las vidas de millones en los Estados Unidos. Entre los más afectados y menos apoyados, se encuentran las comunidades de personas inmigrantes indígenas, indocumentadas y documentadas, muchos de los cuales no hablan ni inglés ni español. Sin acceso a información en sus idiomas, expuestos al virus como trabajadoras y trabajadores de primera línea o desprovistos de sus empleos durante el período de aislamiento, estas comunidades se vieron sacudidas por la pérdida de comida, salarios, alojamiento . . . y esperanza. En las dos ciudades principales, Los Ángeles y Nueva York, las mujeres indígenas se organizaron ante la crisis para construir poderosas respuestas humanitarias.

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