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En marzo del 2014 se prevé la escogencia del nuevo comisionado o comisionada nacional de los Derechos Humanos, acto de particular importancia en Honduras ya que el titular de este cargo ha sido altamente cuestionado por su desempeño en favor del golpe de Estado. Esto le ha valido que la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) lo expulse de la institución y demande que sea investigado. “Por sus actuaciones y omisiones recientes está desacreditando y deslegitimando la figura institucional del ombudsman,” expresó la organización iberoamericana.

Las palabras han vuelto. Después de un largo viaje a la luna financiado por la terrible estructura que inmoviliza e intenta amarrar las alas de todas las personas diferentes, finalmente, las palabras han vuelto a mí. Una sola frase bastó para desencadenar una ráfaga de ellas: “Todas las humanas y humanos  debemos ser guardianes de la memoria” dijo Berta Oliva, en un desobediente discurso hace unos días. Al escucharla junto a las y los panelistas en una jornada de reflexión provocada por ACI-Participa, me di cuenta que la memoria sigue siendo un bien común arrebatado por una especie de espejismo que nos lleva al delirio de una vida sin conexión que beneficia a unos pocos. Yo misma, por primera vez sentí en el cuerpo el golpe helado y profundo de darme cuenta de que la democracia que tanto defendemos en un país tan magullado como Honduras es incluso menor que yo.

Y es que recuerdo bien, a pesar de que era apenas una niña, los huracanes generados por jóvenes siendo perseguidos en plena ciudad como venados en los bosques para hacer el servicio militar obligatorio. Recuerdo los tanques y las escopetas en las calles, los uniformes olivos por todas partes, el miedo de mi abuelo, el dolor de mi abuela al saber a su hijo asesinado a quemarropa, el olor a gas en las calles del centro, las capuchas rondando el parque Herrera después de las 5:00pm. Recuerdo bien esa época que empapó mis pañales en la guardería San Isidro y que acompañó mis primeras letras en la Escuela Estados Unidos pero también recuerdo los Aires de Abril, las panudas y las mojadas que tanto escandalizaban a mi abuela, las amenazas de grupos comunistas que ponían bombas, el terror sembrado en contra de los jóvenes peligrosos por rojos, la quema de la Embajada Estadounidense,  las amenazas de que si seguía preguntando me llevarían a un campo para hacer jabón con mi cuerpo o la expresión, desaparecida vas a terminar mija, el grito rotundo de los grafitis en las calles denunciando lo que los medios trataban de ocultar y por supuesto, recuerdo bien la música disco que sonaba en patines Plaza y que  pretendía borrarnos de lo que estaba pasando del mismo modo que ahora lo hacen con multiplaza,  1D y JB.

Sin embargo, “la primavera democrática” llegó pronto y con ella la idea de los derechos humanos que tenía tanto sentido aunque en la práctica para nosotras era prohibido tener organizaciones estudiantiles, teníamos que escondernos para reunirnos y muchas veces mentirle a nuestros más cercanos referentes para organizar salidas a las calles, pero lo hacíamos. Recuerdo a Ricci Mabel Martínez y lo que su asesinato significó para nuestras pubertas vidas y para todo un pueblo. Ahora, en el 2014 nos encontramos ante la tercera elección de un Comisionado o Comisionada Nacional de Derechos Humanos, después de uno (Leo Valladares) que jugó un papel importante para todas las almas que veíamos lo que ocurría en nuestro país con ojos tiernos, llenos de ganas de soñar y para quienes apostaron por construir en nuestro país una democracia con memoria que asumiera las responsabilidades necesarias para que nunca más se repitieran los horrores. Otro (Ramón Custodio López), que traicionó su propia historia en el momento que tocaba defender la democracia, que aunque incompleta, fue construida a base de tantas vidas, apuestas y sueños y se volvió cómplice del poder opresor de la dictadura que revive los horrores de la represión.

¿Qué toca ahora que ni siquiera podemos como sociedad civil “legalmente” participar en esta elección? ¿Cómo se reconstruye la vida democrática subastada y secuestrada para la dictadura? La Coalición contra la Impunidad en un acto de decencia, legitimidad y rebeldía se atreve a proponer dos candidatos y una candidata legitima para este cargo: Reina Rivera Joya, Joaquin Mejia y Wilfredo Méndez. Porque ahora más que nunca nos toca como pueblo ser realistas y soñar lo imposible para que al igual que lo hicieran tantos y tantas en los 90´s, podamos alzar nuestras voces y gritarle a este régimen usurpador que hemos sido nosotras quienes hemos forjado la democracia que han secuestrado y que intentan seguir desmantelando a favor de sus intereses.

Somos nosotras quienes sostenemos la legitimidad del pueblo y no ellos, somos nosotras quienes cada día sostenemos  las luchas que impiden que sigan vendiendo, regalando y desmantelando lo que queda de la democracia, somos nosotras quienes cada día con nuestras resistencias reconstruimos y refundamos las vidas para que contemos con una Matria que al fin sea un lugar para todas y todos.

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