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Por Delmy Martínez

La escena después de la elección presidencial 2021: Se respira aires de libertad y esperanzas de refundación. El amor está en todas partes, en las miradas, en las sonrisas, en el baile de las hojas moviéndose al ritmo del viento frio de este noviembre; es como si se hubieran abierto las puertas del cielo ante el pueblo oprimido.  Gritos de júbilo se escuchan por doquier. Parece que la pesadilla que  por 12 años ha vivido el pueblo hondureño por fin terminará, pero también hay quienes no gritan jubilosas, se muestran cautelosas, meditativas;  la experiencia les dice otra cosa, saben que cuando luchas contra las hordas criminales capitalistas, racistas y patriarcales no puedes bajar la guardia, y que las luchas de las mujeres y los pueblos son luchas que no se limitan a esta coyuntura histórica pero que este nuevo escenario nos permite un respiro y un espacio propicio para la reflexión y para la acción.

Los meses antes de las eleccciones: Vamos un poco atrás. Tenues esperanzas se empezaron a tener cuando se logró que en el Consejo Nacional Electoral (CNE) el Partido Libertad y Refundación tuvieran una representante como concejal. El CNE es dirigido por tres concejales–uno del Partido Nacional, una del Partido Liberal y una del Partido Libertad y Refundación (LIBRE). El régimen vapuleó el proceso al retardar la aprobación de la nueva Ley Electoral que, aunque no es la idónea, era necesaria para que se iniciara la organización del proceso de las elecciones.  También retrasaron la aprobación del presupuesto, dejando sin tiempo para tramitar las adquisiciones necesarias como la compra del sistema de transmisión de resultados (TREP) y los lectores de huellas, este último no se quería aceptar porque sirve para disminuir las posibilidades de fraude, evitando que personas votaran más de una vez y también que votaran “los muertos”, como en procesos anteriores. Esta situación tenía en zozobra a la población, ya que se rumoraba que Juan Orlando Hernández, el titular del poder Ejecutivo buscaría quedarse más tiempo.

En agosto se da el banderillazo para iniciar las campañas publicitarias de quienes van a cargos de elección popular. Las organizaciones de mujeres y feministas que forman parte de la Plataforma 25 de noviembre coordinan con la secretaria de la Mujer del Partido LIBRE un conversatorio donde se presenta a la candidata a la presidencia la Agenda Feminista, y se firma un pacto entre las feministas y Xiomara Castro, comprometiéndose a integrar en su plan de gobierno las demandas de las mujeres. El mismo día el régimen y los sectores fundamentalistas inician una campaña de odio contra las mujeres y contra la candidata; fue tan grotesca la campaña que recibió un repudio del pueblo.

La antesala al día de las elecciones: Los medios de comunicación aliados del régimen bombardearon a la población con discursos de terror y violencia, con la intencionalidad de meter miedo para que no se salieran a votar, pero la población sabía que no habría otra oportunidad para cambiar la situación de violencia profunda que vive el país. Las actuales políticas del régimen con la imposición de las ZEDEs (Zonas Especiales de Desarrollo Económico), los desplazamientos de las comunidades y la creación de un marco jurídico que garantiza impunidad a los agresores, habían puesto en grave peligro a la población y la poca democracia y soberanía que quedaba.   Se dio también una contra campaña en las redes sociales, con expresiones artísticas creativas que tuvo un impacto positivo. A pesar de la pandemia, a pesar de las amenazas, a pesar de todo el contexto de miedo y terror, la gente llegó a los centros de votación con alegría y determinación, ya que por el distanciamiento social las filas eran enormes; debían esperar hasta 3 y 4 horas para llegar a la mesa.  La tasa de participación de 69% es la más alta de toda la historia.

En las mesas electorales, el régimen estaba representado por dos miembros de su partido, pero además tenían representantes de los partidos de maletín o partidos bisagra como son llamados en el argot popular, ya que no cuentan con adeptos; los candidatos son inscritos para transar las credenciales con el mejor postor, en este caso con el Partido Nacional. También hubo una gran cantidad de observadores nacionales e internacionales, y los electores después de votar se quedaban a observar, aunque sea de afuera, interesante comportamiento, pues con los dos procesos anteriores e infinidad de irregularidades dudaban de la transparencia del proceso.

El conteo de los votos inicia generalmente después de las 5 de la tarde en todo el país, la hora oficial del cierre de las urnas. Poco después de las 8 de la noche, los representantes de la CNE (la Comisión Nacional Electoral) dieron a conocer la tendencia del voto que mostraba que Xiomara Castro ganaba contundentemente la presidencia. Entonces ocurrió algo que se denunció antes del proceso, que el Partido Nacional había instruido a sus representantes en mesas que dañaran las actas de cierre de la votación, y que abandonaran la mesa. Con eso lograron retrasar la contabilización de los resultados y tener en la incertidumbre a la población, y tener así un margen de tiempo para maniobrar los resultados. Sin embargo, el voto masivo por Xiomara no les ha dejado espacio.

Al pactar con Xiomara Castro, la candidata ganadora del Partido Libre, y al contar con muchas feministas en las filas del Partido LIBRE, las organizaciones de mujeres tienen esperanzas de que otra Honduras es posible–una más justa, equitativa e igualitaria.   Reducir las brechas de género en el país es la apuesta principal; colocar una feminista frente a las instituciones responsables de velar por el desarrollo integral de las mujeres será una carta de triunfo.

Xiomara es la primera presidenta de Honduras en 66 años de democracia; además, muchas la consideran cercana, compañera, camarada; por tanto, estará acompañada de muchas brillantes mujeres, determinadas a combatir el patriarcado. Comienza una nueva era.

El Plan de Gobierno para la Refundación de la Patria y  la Construcción de un Estado Socialista y  Democrático fue preparado por jóvenes profesionales y especialistas con vasta experiencia. Cabe señalar que el plan de Xiomara lo dirigió la científica Mary Vallecillos, orgullosamente hondureña, una mujer muy comprometida socialmente. En el, la principal tarea será generar las condiciones para crear un nuevo pacto social a través de una Asamblea Nacional Constituyente centrada en el respeto irrestricto a los derechos humanos del pueblo hondureño. También el plan acoge la adenda política de mujeres y feministas, dando esperanzas al movimiento de reducir las desigualdades e inequidades de género en el país.

Los desafíos son muchos, pues al impulsar una gran coalición política partidaria se corren muchos riesgos, entre ellos el oportunismo de algunos, que no cumplan los compromisos entre los partidos, situacion que surgió con el conflicto sobre la presidencia del Congreso, y los que no quieren cumplir con los pactos que Xiomara ha hecho con los sectores sociales. Además, ya se ven las resistencias de los políticos que buscan sabotear el plan de desarrollo.

Sin embargo, esta vez la oligarquía rancia la tendrá difícil; me atrevo a decir que la correlación de fuerzas corre pareja. Cómo ejerce la influencia que históricamente han tenido el gobierno de los Estados Unidos en la región y en el país será clave para no truncar los sueños de este pueblo, que de tanto sufrir ya perdió el miedo.

La matria no se vende, se cuida y se defiende.

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