


Hace dos años, JASS decidió embarcarse en un viaje de aprendizaje sobre lo que entonces llamamos Alternativas Económicas Feministas. Queríamos explorar Poder Para- nuestras visiones de hacia dónde queremos llevar los modelos de transiciones justas, y cómo sería una economía más justa y sostenible. Sabíamos que teníamos que hacerlo, incluso mientras seguimos resistiendo al poder dominante de un sistema capitalista que lucha contra cualquier esfuerzo por socavar su dominio mundial.
También queríamos estudiar lo que nuestras organizaciones asociadas están haciendo actualmente para construir alternativas. Queríamos identificar lo que funciona y lo que no, y colectivamente, observar los patrones básicos y la dinámica de las economías que necesitamos y lo que nos perjudica. También queríamos explorar cómo crear un espacio interno de aprendizaje conformado por mujeres de JASS de las tres regiones y programas globales que fuera horizontal y autodirigido, un espacio para compartir y crecer que retroalimentara a JASS como un todo.
En ese tiempo, hemos examinado y discutido teorías de economías justas, críticas del sistema capitalista dominante y ejemplos de mujeres organizando alternativas. Nos decidimos por el término «Justicia Económica Feminista» para incluir una amplia gama de conceptos y acciones que desarrollan alternativas sobre el terreno al modelo económico actual y llevan a cabo actos de resistencia para cambiarlo. También hemos avanzado en la definición de lo que consideramos elementos o «patrones» indispensables para desarrollar la justicia económica feminista.
He aquí nuestras principales conclusiones:
* Concebimos la «economía» en sentido amplio como las actividades que sostienen la vida y mantienen determinados conjuntos de relaciones sociales, incluidos los proyectos relacionados con la salud, la educación, la gobernanza y otras áreas no definidas tradicionalmente como economía.
* Utilizamos el término “feminista” incluyendo y respetando a las organizaciones de mujeres que no se identifican como “feministas”, pero que comparten los principios fundamentales de la igualdad de las mujeres, la erradicación de la violencia contra las mujeres, la responsabilidad medioambiental y el valor del trabajo de cuidados, entre otros.
* Utilizamos el término “justicia” en lugar de “alternativas” ya que creemos que estas iniciativas no deben ser vistas como marginales al insostenible y destructivo modelo dominante, sino que son el único futuro viable para el planeta y todos los seres vivos.
* La Justicia Económica Feminista es explícitamente anticapitalista, antirracista, decolonial y rechaza activamente las prácticas patriarcales y heteronormativas.
* La Justicia Económica Feminista es holística, inclusiva, justa, respetuosa con la Tierra y generadora de vida.
En todas nuestras regiones, vemos que el modelo neoliberal está destruyendo la tierra y ha generado niveles históricos de desigualdad, concentración de la riqueza, violencia, desplazamiento y hambre. El modelo se caracteriza por las reglas y principios del mercado, con las metas exclusivas de la generación de ganancias monetarias y la acumulación de capital, y promuevan la propiedad privada, la dependencia en las dinámicas de mercado no reguladas, y un papel reducido del Estado en la economía.
Asimismo, el modelo neoliberal prioriza la productividad y el crecimiento por encima de la sostenibilidad y el bienestar. En nuestras regiones del Sur Global, impone la producción de commodities como fuentes de materias primas, concentrando la producción en actividades extractivistas como la minería, el monocultivo y la explotación energética, todas orientadas a la exportación a las naciones ricas. El modelo económico capitalista busca el crecimiento constante. Mientras tanto, la destrucción del medio ambiente, el agotamiento de los recursos y el desplazamiento se consideran “externalidades”–efectos que no se toman en cuenta en el precio ni en el cálculo de ganancias.
Pusimos en común las manifestaciones globales, regionales y locales de este modelo que estamos viendo y descubrimos que son muy parecidas en nuestros distintos países, entre ellas:
Al entender estas manifestaciones estructurales, comprendemos más profundamente la base de la solidaridad interregional y de qué debemos cuidarnos y prepararnos en términos de tendencias y respuestas sistémicas.
Patrones que queremos desbaratar/romper/canalizar
El neoliberalismo y su influencia en nuestras estructuras y dinámicas económicas y políticas; la dependencia de las importaciones y la orientación a la exportación; el “desarrollo” medido como crecimiento macroeconómico, mercantilismo y explotación de recursos; el extractivismo; el cambio climático; la violencia de género, sexual, y estructural; el militarismo; y el hiperindividualismo y el consumismo.
Patrones que intentamos crear/reforzar/ampliar
La toma democrática de decisiones y control local sobre los recursos, “nada para nosotros sin nosotros”; el liderazgo de las mujeres y la participación en las decisiones que afectan a nuestras vidas; el fortalecimiento y la valoración de las economías del cuidado; el reconocimiento y la protección de la profunda relación e interdependencia con la naturaleza y todos los seres vivos; la sanación-autocuidado/cuidado mutuo; la protección; la construcción de poder colectivo; la no violencia, la inclusión y el respeto a las diferencias; la gobernanza democrática; y la vinculación de temas y luchas entre sectores y movimientos, como el acceso a la salud y el acceso a la tierra.
En Mesoamérica, en el sudeste asiático y en el sur de África, las mujeres están construyendo economías locales para un futuro mejor. Seguiremos estudiando y documentando estos proyectos para ver qué funciona, qué no funciona, qué se necesita y cómo crear redes de apoyo a estos proyectos.