Recordando los aprendizajes del encuentro internacional, político, artístico, deportivo y cultural de mujeres que luchan.
Acordamos vivir, y como para nosotras vivir es luchar, pues acordamos luchar cada quien según su modo, su lugar y su tiempo. 1
Las compañeras zapatistas, mujeres originarias indígenas, comunitarias, visionaron desde su organización la necesidad de este enceuntro realizado en el caracol de Morelia, “el torbellino de nuestras palabras”, uno de los cinco caracoles de las comunidades auntónomas zapatistas, con el fin de compartir sus procesos de lucha, sus retos, sus limitaciones, sus logros, pero tambien como un espacio estratégico de aprendizaje y de encuentro desde las luchas diversas de otras mujeres del mundo. Asistiendo dosmil mujeres zapatistas; comandantas, bases de apoyo, autoridades autónomas, responsables de área, milicianas e insurgentas y siete mil mujeres del mundo. Fue un enceuntro que desafío y estremeció las estructuras patriarcales y hegemónicas desde lo mas profundo de su lógica etnocentrista, racista, misogína, heterocentrada y colonial, produjeron este encuentro, este gran espacio seguro, como un acto político profundamente potente de despatriarcalización.
Y miré que donde antes solo podía morir por ser indígena, por ser pobre, por ser mujer, construíamos en colectivo otro camino de vida: la libertad, nuestra libertad. Porque una cosa es ser mujer, otra es ser pobre y una muy otra es ser indígena, y las mujeres indígenas que me escuchan lo saben bien. 2
El EZTL había llevado a cabo otros enceuntros como el “Encuentro Intergaláctico” de 1996 o el Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo en 2007, pero nunca había tenido un encuentro de este tamaño, organizado por las mujeres zapatistas y cuyo espacio de participación fuese estricta y políticamente definido para asistencia de mujeres. Acuerpadas por las voceras del Consejo Nacional Indígena y el Consejo Indígena de Gobierno, formas de organización de los pueblos originarios de México que luchan en defensa de la vida, tierra, territorio y entre ellas la consejala Marichuy, vocera representante que busco ser candidata para las elecciones federales y luchadora por la dignidad de los pueblos.
Todas somos mujeres, pero lo sabemos qué hay diferentes colores, tamaños, lenguas, culturas, profesiones, pensamientos y formas de lucha, pero decimos que somos mujeres y además que somos mujeres que luchan, entonces somos diferentes pero iguales.3
Se abrió una importante brecha de comunicación e interlocución entre los feminismos y otros diversos movimeintos de mujeres y con ello la posibilidad de pensar el mundo desde las visiones y cosmovisiones de las mujeres indígenas. Esta reunión tan diversa, este encuentro de voces y pensamientos, como un gran ritual personal y colectivo que sanó y desató nudos históricos desde los cuerpos, mentes y energías de las mujeres.
1 Extracto del discurso de inauguración del encuentro tomado de enlacezapatista.ezln.org.mx.
2 ídem.
3 ídem.
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