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Alquimia: El liderazgo feminista de las mujeres indígenas y rurales latinoamericanas

  • JASS

“Yo me sentía dormida, vendada, porque no tenía información, ahora que ya tengo información ya entiendo, no me siento vendada.”

Apolonia Placido, defensora mexicana y parte del taller de liderazgo para mujeres indígenas y rurales de la Escuela de Alquimia Feminista de JASS. La Escuela de Alquimia Feminista, pretende ser un espacio seguro y respetuoso de las diversidades  donde se tejan sororidad, alianzas y complicidades. Su más reciente proyecto, el curso de Liderazgo Estratégico para Mujeres Indígenas y Rurales reúne a alrededor de 25 lideresas de toda Mesoamérica, para aprender y crear juntas estrategias para empoderar y fortalecer su lucha por los derechos humanos.”En la escuela, hacemos una apuesta política por la generación de espacios de intercambio de estrategias para el tejido de relaciones de reconocimiento, autoafirmación y confianzas para la acción transformadora en sus luchas. Tejemos aprendizajes múltiples, sobre temas claves de su realidad que permitan fortalecer habilidades concretas que se requieren para la transformación de las relaciones de desigualdad que vivimos las mujeres” dice Helen Barrientos, coordinadora de Alquimia.

Una escuela de formación feminista es un espacio de análisis, construcción y recuperación colectiva de saberes, desde las mujeres, para el fortalecimiento de sus prácticas individuales y colectivas para la construcción de movimientos con un enfoque feminista.

El proceso formativo en el Curso, busca contribuir a crear condiciones para el desarrollo una nueva cultura y ética política entre las personas. Esta nueva forma de hacer y estar en la política debe contribuir a una visión estratégica de cómo hacer alianzas múltiples impulsando el Poder de estar juntas en los distintos territorios para alcanzar los cambios deseados; tomando en cuenta las distintas realidades e identidades de las mujeres que se encuentran luchando en esos espacios en defensa de sus derechos a la vida digna y sana. “Quiere decir generar en este espacio debate, generar construcción colectiva, preguntas cuestionadoras, que nos complementemos, que profundicemos juntas y también nos entendamos, que generemos un ambiente de confianza y libertad, y que generemos elementos de creatividad, entusiasmo, pero también orgullo de que lo que estamos generando aquí no es una réplica de algo impuesto sino algo generado por todas“, explica Lolita Chávez, defensora maya-quiché y parte del equipo de facilitadoras.

La pedagogía y metodología en Alquimia se inspira en varias propuestas formativas retomadas desde la educación popular y la epistemología feminista, que valora y recupera la diversidad de conocimientos transformadores que producimos las mujeres en todos los campos de la acción humana, desde un enfoque sistémico, holístico, histórico y dialéctico. Es concebida como un proceso de aprendizaje continuo, abierto, flexible y crítico, que intenciona y potencia el flujo de conocimientos y el diálogo constructivo. Reconoce y analiza desde el entrelazamiento que tienen el cuerpo, la mente y los sentires (corazón) para la apropiación y construcción de propuestas políticas feministas.

Desarrollamos la metodología de educación popular feminista, que parte de reconocer las historias, necesidades y conocimientos que tienen las participantes y las formadoras/facilitadoras; intencionando las rupturas epistemológicas que permiten avanzar hacia un análisis feminista de la realidad. Ello para generar procesos de aprendizaje mutuos, dirigidos a la transformación de las relaciones subordinadas, de explotación y dominación que viven las mujeres. “He entendido que el patriarcado es un sistema en el que vivimos pero más allá de la dominación de hombre sobre mujer el patriarcado es esa lógica violenta de ejercer poder sobre quienes creemos que son inferiores” cuenta Heydi Murillo, defensora costarricense.

“El liderazgo estratégico feminista, entendido como la capacidad de analizar y actuar desde una ética feminista, reconoce que las personas vivimos múltiples relaciones de poder que oprimen a las mujeres (de género, etnia, clase, generacional, entre naciones, con la naturaleza y otras) y que queremos transformar. Estas relaciones de poder se expresan y entrelazan en las distintas dimensiones (económica, política, social, cultural, ideológica, cosmovisión, etc.) y afectan los diversos ámbitos (íntimo/personal, privado/familiar y público/ comunitario, nacional y global) de  la vida de las personas.”[1]

Desde este reconocimiento, en Alquimia abordamos de manera articulada los siguientes ejes temáticos: Historia de las mujeres y Feminismos, visibilizando las luchas y aportes que en la historia han hecho las mujeres; el Poder, cómo lo entendemos, cómo se manifiesta y cómo se ejerce; El marco de Derechos Humanos y Derechos específicos las Mujeres; El Liderazgo con Visión Estratégica, con capacidad organizativa y de planeación; y el Autocuidado, el cual refleja una dimensión ética no solo con nosotras sino con nuestras compañeras y con nuestras organizaciones, de ahí que este enfoque se aplica tanto a lo individual como al colectivo con el  que nos relacionamos.

Es evidente el desgaste de nuestros cuerpos, mentes y energías vitales en  el contexto patriarcal de nuestras luchas por nuestros derechos y los territorios. Cada día las mujeres enfrentamos múltiples formas de agresión y de desgastes; y en Alquimia estamos conscientes del enfoque sacrificial que empaña y tiñe nuestros movimientos en resistencia, producto de herencias cristianas y de militancias ortodoxas que no son coherentes con el paradigma feminista que estamos construyendo.  Como lo comenta y afirma Bettina Cruz, defensora Binniza. “Tenemos que romper eso de que tenemos que llevar toda la carga, de que los líderes son los que tienen que cargar con todos los problemas de todos”

Un reto importante es mantener y generar un espacio seguro de complicidad, en donde las mujeres podemos reír, llorar, preguntar, bailar y todo lo que nos guste hacer, con la finalidad de construir y construirnos. Porque le apostamos al poder de estar juntas, de crear y recrearnos, solas y aisladas no lo podemos hacer y si estos esfuerzos son regionales mucho mejor, y eso se va logrando al encontrar ese espacio seguro para todas.

Es un espacio de formación propio para las participantes; pensado y articulado para provocar las alianzas entre ellas. Buscamos que la construcción de poder se dé desde la puesta en común y el diálogo de los saberes acumulados de las mujeres y  los movimientos, grupos y expresiones organizativas a las que representan. Esas vinculaciones y sus propias dinámicas son las que poco a poco van construyendo movimientos y que mejor que estos sean regionales, pues las dinámicas de poder que se viven en la región, son muy parecidas en casi todos los países, entonces el accionar de las mujeres puede ser más estratégico y más coherente.

Los cambios de las participantes del curso,  pueden ser  a nivel individual reflejándose  a nivel colectivo y proyectándose hacia sus organizaciones;  otros a nivel más personal e íntimo. Lo que podemos visibilizar en este período de formación es que las participantes, ahora están viendo los problemas y sus contextos con otra perspectiva, desde tener una mirada más regional y un pensamiento más articulador, hasta llevar a sus comunidades y organizaciones la perspectiva de género. Esto no ha pasado de la noche a la mañana, representa procesos importantes  de auto reconocimiento y valoración de las otras. Ahora podemos escuchar historias personales donde compañeras han tomado control de sus cuerpos, realizado pasos hacia su autocuidado y el de sus familias; han iniciado cambios de actitudes de discriminación que tenían entre ellas y otras han reconocido que sus estilos de liderazgo no son infalibles a cometer errores.

Un elemento que les ha servido mucho para el diálogo en distintos niveles es el reconocer a sus Ancestras, el tener una mirada histórica de sus procesos y de sus causas. Al mismo tiempo las participantes han compartido los nuevos conocimientos adquiridos en el curso con sus organizaciones, en sus territorios, y han aplicado varios de los instrumentos aprendidos. Cabe destacar, que por iniciativa propia, las mujeres han acordado el establecimiento de alianzas entre ellas para alcanzar a nivel regional un mayor impacto de sus luchas, este es un ejemplo de construcción del colectivo delas mujeres, generado desde los espacios de formación. Y quizás esto es lo más imporatante, en pañabras de la defensora hondureña, Consuelo Castillo: “Para mí es muy importante la formación porque viene a nutrir mi lucha y me genera más conocimientos para emprender la lucha en la defensa de los territorios y en nuestros derechos como mujeres,”

 


[1] Tomado del documento: Curso mesoamericano de formación en liderazgo estratégico para mujeres indígenas y rurales en defensa de sus derechos enfoque metodológico y planificación temática. 2013 Equipo Alquimia.

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